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El endeudamiento, ¡una pandemia!

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“…aquello que constituye la condición para que algo sea fin en
sí mismo, eso no tiene meramente valor relativo  o precio, sino un valor interno (fundante e inmenso), esto es, dignidad.”
Immanuel Kant – Fundamentación de la metafísica de las costumbres, 1785

Inicio esta columna con Kant, de manera intencionada, para llamar la atención sobre la importancia que la dignidad tiene para las vidas de las personas.  Una dignidad atropellada por una cultura que te invita permanentemente a consumir y que te hace instrumento del capital a consta de tu tranquilidad, porque el producto adquirido es sueño fugaz o un asunto del diario, y lo que te quedará finalmente son las deudas acumuladas en el tiempo, cada vez más grandes y con más plazo, para que en apariencia te alcance con que pagar y puedas seguir consumiendo. Círculo vicioso que tarde o temprano te reventará el bolsillo y la vida.

Decía recientemente el Superintendente Financiero, Jorge Castaño: “Hay casos de deudores que en muy corto tiempo venden su cartera hasta cinco o seis veces, lo que puede ser señal de que el mecanismo se estaría usando para ocultar sobreendeudamiento.  Las entidades deben incorporar en su análisis qué tanta rotación está teniendo el cliente que vende su cartera en el sistema, si esa persona lo está haciendo porque le conviene más el nuevo producto o lo hace porque quiere esconder su incapacidad de pago… Hay que incentivar que los bancos empiecen a recortar esos créditos, porque vemos casos de libranzas a 15 años, y eso no es bueno”.

Esta situación la vivimos a diario en Confiar y en buena hora, nuestra decisión de diversificar al crédito hipotecario y otros destinos, además de mantenernos firmes en no más 60 meses de plazo al crédito de consumo.

Entre todo este oscuro panorama vale la pena destacar la condición 23.187 mujeres que se dedican al cuidado del hogar y que hacían parte de nuestra base social, a diciembre de 2019, tenían entre aportes sociales y ahorros recursos por cerca de $79 mil millones y solo tenían obligaciones de crédito por $3.638 millones.

Adicionalmente estas mujeres priorizan el tener casa propia, esta afirmación la respalda nuestras cifras en las que la población femenina en general tiene la mayor concentración de su cartera en la línea de consumo, con un 42,2%, seguida de la cartera de vivienda con un 40,2%, mientras que las administradoras del hogar tienen un 60,2% en crédito hipotecario y tan solo un 32,2% en consumo.

No me cabe dudas que estamos al frente de una pandemia mayor, más letal y global, tanto o más, que el “Coronavirus”, se llama “Consumavirus”. Deteriora la salud, la dignidad y pone en agonía permanente a los deudores y sus familias. La solidaridad y la cooperación tienen la contra y Confiar así lo ha demostrado. Sencillo: ahorrar con paciencia y gastar con parsimonia.